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El caso Judas

23 Jul, 2023

Por Juan Carlos Atoche

La Biblia no da muchos detalles sobre Judas, sin embargo, los estudiosos del personaje señalan que Judas Iscariot fue el único hijo de unos padres judíos que eran ricos y que vivían en Jericó.

A pesar de tener buena educación, era un hombre de personalidad complicada, rencoroso, vengativo, con gran sentido nacionalista o más bien patriotero.

Y lo bueno, porque no todo puede ser malo, es que Judas mostraba excelentes dotes para los asuntos financieros y es por eso que al unirse a los apóstoles fue nombrado tesorero del grupo, es decir, era el encargado de administrar la bolsa.

Las escrituras cuentan que seís días antes de la pascua Jesús de Nazarteh fue a Betania y allí le hicieron una cena… entonces María tomó un perfume, un perfume muy costoso y lo ungió en los pies de Jesús y en sus cabellos… entonces al ver esto Judas Iscariot se molestó y dijo:

¿Por qué mejor no vendieron este perfume en 300 denarios para entregarselo a los pobres?

Para Judas Iscariot el costoso perfume usado en los pies y en el cabello de Jesús era un desperdicio de dinero. Pero aquí es donde viene lo interesante.

Las escrituras dicen que en realidad a Judas no le interesaban los pobres y que, lo que en verdad quería era que vendan el perfume y ese dinero vaya a la bolsa que él administraba y de la que sustraía dinero… (ver Juan 12:4-6)

Hasta aquí van dos lecciones muy evidentes.

La primera es que una persona puede ser muy hábil para los asuntos financieros, pero eso no significa que sea honrada. Ya lo vemos: Según las escrituras, Judas era buen financiero, pero era mano larga.

La segunda lección es esta vocación de algunos ladronzuelos para hablar en nombre de los pobres. Se llenan la boca hablando en nombre de los más necesitados cuando justamente son ellos los que más les roban.

Lo ves en los políticos, en los dirigentes populares, en los líderes sociales: actúan como Judas que quería que vendan el perfume para darle ese dinero a los pobres, pero lo que en realidad quería era quedarse con algo de esos denarios.

La tercera lección del caso Judas, es que él se unió a Jesús pensando que el Nazareno era un líder político, un líder que independizaría a Israel del yugo romano.

Incluso Judas – y muchos otros – querían coronar a Jesús como rey de los judios, pero Jesús les dijo:

«Mi reino no es de este mundo.»

Es allí cuando Judas se decepciona e incluso llega a pensar que Jesús, al no querer hacerle frente a los romanos, era un líder falto de carácter, de voluntad.

Empieza a mirarlo como un cobarde.

Desilusionado, Judas empieza a conspirar, a trazar un plan para vengarse. Cree que siguiendo a Jesús a perdido tiempo.

Entonces no tiene mejor idea que vender al maestro por 30 monedas de plata. Pero nótese esto: Judas no lo vende por el dinero, lo vende porque está «desilusionado.»

Después de venderlo, Judas no puede con los remordimientos y se quita la vida, se ahorca. Ese fue Judas, el hombre de la personalidad desequilibrada, el hombre conflictuado, perverso.

Hasta aquí otra lección aplicada a la empresa:

Ojo a los líderes. Ojo con que los esté siguiendo alguien que espera de ustedes algo que ustedes no pueden darle. Ese seguidor se puede convertir en un odiador.

Algo más en el caso Judas:

En todo el tiempo que Judas caminó al lado de Jesús, creció intelectualmente, pero nunca se desarrolló espiritualmente.

Judas seguía a Jesús con la mente y con el cuerpo, pero su espíritu estaba en otro lado.

Es como esas personas que van a la iglesia, rezan, oran, pero nunca cambian. Van a la iglesia, pero en casa maltratan a sus parejas, a sus hijos, hablan mal de sus amigos, de sus vecinos.

Son pequeños «judas», pequeños traidores de su propia fe.

Los más entendidos dicen que Judas cumplió una misión y que Jesús, en su divinidad, sabía lo que iba a pasar.

Y así, como un gran libreto en el que cada personaje sabe lo que tiene que actuar, solo cumplían el rol encomendado.

En fin, este es el caso Judas.

#AlMillón
#SiempreImparables

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